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Mostrando entradas de julio, 2008

Precio

Creo que hay muchas ocasiones en las que se estima mal el valor de algo, y es debido al precio. El valor es algo inherente al objeto que se valora: aquello que aporta el producto al consumidor. El precio, depende de unas circunstancias mercantiles concretas. Lo he pensado mientras me planteaba el presupuesto para un viaje. En este caso, podemos plantearnos simplemente cuánto cuesta el viaje, cual es el importe; pero sería una estimación errónea de su valor. Debemos plantearnos no sólo cuanto cuesta el producto, sino también cuánto cuesta no tener el producto. En el caso del viaje: ¿cuánto cuesta el viaje? y ¿cuánto pagaríamos a los 80 años por poder volver atrás y haber podido hacer ese fantástico viaje a los 30? Sólo respondiendo las dos preguntas tendremos el valor real de ese producto, de ese viaje en mi caso. Aquello que realmente aporta a nuestras vidas.

Las últimas lluvias del verano

Las últimas lluvias del verano hicieron las veces de cortina que abre paso a una nueva estación de la vida. Yo andaba de puntillas, sigiloso, en una cuerda floja de cuya existencia dudaba. Pasaría el tiempo, las estaciones, los años veloces cambiarían los rostros, después los descarnarían y finalmente los harían olvidar. Se borrarían las ciudades y quedarían como chispazo en una larga historia vacía. Sería todo como pequeñas notas de una melodía apenas audible, pequeños sonidos que no tendrían ningún sentido individual, y que sólo se convertiría en música al quedar su conjunto en la memoria. Contra este aislamiento entre dos océanos de vacío inconcebible, contra esta conciencia de la rareza y la casualidad de la vida, contra este universo entero disolviéndose en sí mismo, sólo nos quedaba creer en nosotros. Creer grandes nuestras nimiedades para no caer aterrorizados frente a lo realmente grande. Crecernos. Amar, comprometernos, como quien clava piquetas de una tienda en medio de una