Ruidos innecesarios

Hace meses que voy sumando nuevos elementos a una lista mental de ruidos innecesarios, y finalmente me he decidido a plasmarla por escrito, veamos:
  1. Ruidos derivados de un chicle. Dos subcategorías: los ruidos que son consecuencia del mascar chicle en sí mismo, y los ruidos de hacer petar los globitos de chicle. En el primer caso, la solución es tan sencilla como cerrar la boca, pero hay gente totalmente incapaz. Recuerdo el caso de una compañera de trabajo que, teniendo la mandíbula inferior apoyada sobre su puño -ya sabéis, la posición clásica del pensador - y estando entregada a la vez a la tarea de mascar chicle, necesitaba hacerlo con la boca abierta, y acababa moviendo la mandíbula superior al más genuino estilo tragabolas, y por supuesto con la banda sonora correspondiente. ¿Es necesario que un chicle nos domine hasta este punto señores? Por lo que hace al segundo caso, el petar los globitos de chicle...¿qué se puede decir? ¿qué le diríamos a alguien de treinta tacos que va en el metro chupándose compulsivamente el pulgar? Pues lo mismo vale para quien sigue con los globitos: supéralo tío, ya han pasado un par de décadas...comprende ya no hace gracia.
  2. Ruidos derivados de comer con la boca abierta y el famoso sorber la sopa. Son ruidos que no por clásicos pasan de moda. Uso este blog como tribuna para decir "por favor pueblos de la Tierra...cerrad la boca al comer".
  3. Gente que al estornudar o al bostezar, por si no quedara claro que ha estornudado o bostezado, adjunta al acto la etiqueta de su onomatopeya. Es decir, al estornudar, dicen, o sea, pronuncian, "atttchiiiim" o "atchuuuus". Y al bostezar, "ooooouuuuuaaa" y otras variantes guturales. La pregunta, la misma que para todos los ruidos innecesarios... ¿no nos damos cuenta de que no hace falta? ¿de que, si alguien no se ha percatado de que bostezamos, no pasa absoluuutamente nada? Pero además, ¿por qué estas personas se limitan a hacer la onomatopeya de estornudar y bostezar? Siguiendo la misma lógica, cuando están escribiendo en un teclado deberían decir "tic tic tac tac tac tic taac", o si chocan con el coche de atrás deberían gritar "crash!!!".
  4. El mundo de los teléfonos móviles merecería un post aparte. Hace unos años lo que molestaba principalmente -y sigue molestando- era la jungla de politonos sonitonos que atropellaba el sentido común auditivo (sí, eso existe). Pero ahora los politonos no bastan a algunos personajes para hacerse notar...y sus móviles han dado un salto evolutivo para convertirse en una especie de loros en miniatura, con sus altavoces y todo. Esto abre toda una serie de interrogantes que me da miedo inspeccionar... porque... ¿saben que existen los auriculares? ¿realmente creen que su música puede tener algún valor para los que nos vemos forzados a escucharla? ¿qué sucedería si de repente fuese una moda mayoritaria y todos hiciésemos lo mismo??!! Los vagones de metro serían un zoo de interferencias de música de la hostia! Pero si además ellos mismos escuchan mal su música, si no de qué iban a estar ahí haciendo altavoz con las manos y acercándoselo al oído! Otra facción del problema es el propio fabricante. Yo entiendo que los ingenieros de los fabricantes de móviles son personas con estudios...por lo que no logro entender qué utilidad le vieron a incorporar minialtavoces en un móvil. ¿En qué estaban pensando? ¿Era rollo "calla, calla tío que ahora nos comeremos el mercado de las minicadenas!"? It makes no sense...
  5. Música a todo volumen en el coche: en este caso, lo que hacen los infractores del buen gusto es convertir su coche en una extensión del móvil que analizábamos en el punto anterior. Son personas absolutamente convencidas de aquello de "da igual si hablan bien o mal de ti, lo importante es que hablen". Porque, ¿alguien ha mirado alguna vez un coche con la música a nivel Sonar y ha pensado "qué buen gusto musical...esta cancioncilla de la que sólo me llegan los graves me ha alegrado el día"? No, verdad? Pues eso. (Off the record: ¿qué clase de complejo de inferioridad puede llevar a alguien a necesitar ser el centro de atención por donde quiera que pase?)
  6. Perros que ladran todo el día, y gatos/as en permanente celo. Yo sé lo que es sufrir los alaridos de estos animales en mis pabellones auditivos. Sé que si alguien es tan así que tiene la gata en celo y no la lleva al veterinario sino que espera a ver si maullido salvaje tras maullido salvaje se acaba convirtiendo en cantante de trash metal, seguramente tampoco estará leyendo este blog; pero si algún familiar, amigo, conocido tuyo tiene al animalillo sufriendo, infórmale por favor de que existen soluciones, y el mundo te lo agradecerá.
..y así podríamos seguir, pero vamos a dejarlo aquí que ya me he desfogado un poco... :P

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Si no tuviéramos que convivir , probablemente, casi todos, emitiríamos algunos de estos ruidos innecesarios. Es algo visceral. Aunque si todo el mundo hiciera lo que le viniese en gana sin plantearse nada más, el mundo sería una locura. Mención aparte para el tema de los móviles... DIOS! Eso es tortura psicológica y lo demás son tonterías.
Promoción de los concesionarios para que la gente deje de coger el metro jejeje
Buena observación sobre el mundo. Quedo a la espera de próximas entregas :)
Unknown ha dicho que…
En esta época de caza y captura de los fumadores, parece que se olvida que, además del insano humo de los cigarrillos, también existen otros humos que hacen daño, que excitan o que matan al ser humano y no humano. Tú tratas uno que yo comparto: el ruido. Con mayor intención: el ruido INNECESARIO.
A la lista que tú aportas se me ocurre añadir algunos otros:
Los producidos por los tubos de escape arreglados de algunas motos, especialmente en salidas de semáforos o cuando el caballero de turno desea demostrar algo ante sus colegas o admiradoras.
Las bocinas de los coches ante una mínima o máxima aglomeración, para que baje la parienta, para llamar la atención de algún conocido...
Los megavatios que nos regalan nuestros ayuntamientos con motivo de las fiestas del cariz que sean (pobrecitos vecinos.
Los producidos por los frenos chirriantes de nuestros tecnificados camiones de recogida de basura o las gratificantes discusiones que elaboran los operarios de los mismos a las dos o tres de la mañana.
Las magníficas maquinas de nuestras abundantes obras, ya sean privadas o públicas, que han mejorado su eficiencia en todo menos en rebajar un poco los decibelios emitidos.
La vecina del piso de arriba, o de abajo o de al lado, que hace que nos enteremos de sus problemas domésticos o de su última trifulca con Mari Pili.
En fin, podría seguir sin llegar a un final pero, como tú dices, ya me he desahogado algo.
Por cierto, todos los ayuntamientos dictan normas para hacer respetar el maravilloso ruido del silencio pero pocos, poquísimos, hacen algo para que se cumplan.
Un silencioso saludo y sigamos silenciosa pero tenazmente nuestra batalla.

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