La flecha del tiempo

De las catedrales góticas a las modernas construcciones de cristal, del feudalismo a la democracia, de la numeración romana a la arábica y de los gramófonos a los iPods. La famosa fecha del tiempo de la termodinámica ya nos indica que el futuro siempre es más simple que el pasado; es cuestión de pura entropía. Cada vez tenemos un pensamiento más magro, más depurado, menos barroco. Es la dirección natural, y cualquier otra dirección no es más que una fluctuación pasajera. Comprendiendo esto, ¿por qué no pensar, ya hoy, qué parecerá ridículo o recargado mañana? ¿Qué prejuicios, qué costumbres, que procedimientos resultarán incomprensibles dentro de 20, 30 años? ¿Y dentro de un siglo? Responder estas preguntas sin tapujos nos permite adivinar la dirección natural a seguir, aquella que progresivamente adapte la cultura al ser humano y no a la inversa.

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