Asombro

Cuando un banco de peces se ve rodeado de tiburones o cualquier otro depredador, adopta una clásica forma de esfera rotatoria. Cada pez individual intenta estar lo más cerca posible del centro de la esfera, es decir lo más alejado posible de los depredadores.

Los individuos que permanezcan en la superficie serán, obviamente, los que más probablemente acaben siendo devorados. En cambio, aquellos que hayan tenido la suerte de no estar en la periferia del banco durante los ataques serán peces afortunados, que habrán podido llevar una existencia ajena a las amenazas del océano, protegido por la masa de sus congéneres.

Tengo la sensación de que en occidente los descubrimientos filosóficos, existenciales, tanto los colectivos como los anónimos y personales, son con frecuencia "asombrosos", súbitos e inesperados. Vienen acompañados de un factor sorpresa, de un sentimiento de revelación única.

Me divierte pensar que quizás en muchos casos se cumple la "teoría de la reminiscencia" de Platón; sólo estamos recordando cosas que en mayor o menor medida ya sabíamos. Muchas veces, sólo somos peces del centro del banco esférico que se habían olvidado de que el océano está plagado de tiburones hasta que un día divisan uno a lo lejos y sienten una "revelación" sobre la realidad de su vida, algo que la formación del banco les ocultaba por su propia seguridad.

Y me pregunto si será posible que por cada persona que crea haber comprendido un poco más sobre la realidad, siempre se pueda encontrar otra para quien esa realidad sorprendente sea de lo más cotidiana.

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